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Pues voy a demostrarles que tengo autoridad en la tierra para perdonar los pecados.

Entonces se dirigió al paralítico y le dijo:

―¡Levántate, recoge la camilla y vete a tu casa!

Y el paralítico se puso de pie y se fue a su casa.

Un escalofrío de temor sacudió a la multitud ante aquel milagro, y todos alababan a Dios por haberles dado tanto poder a los seres humanos.

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